Si hay algo de
resulta esencial para tu buena calidad de vida es el agua. Considerada como un macronutriente, el agua es fundamental para nuestro organismo y sus funciones fisiológicas; transporta nutrientes,
desintoxica nuestro cuerpo, ayuda a nuestro sistema inmune y es el medio para
casi todas las reacciones metabólicas de nuestro cuerpo.
Actualmente son
incontables los beneficios que trae tomar la cantidad que necesitamos de agua,
entre los que destacan el manejo del
peso corporal, reducción del riesgo de
padecer Diabetes tipo II y enfermedades
urinarias (como los cálculos renales e infecciones del tracto urinario), la mejora de nuestro desempeño físico y capacidad de concentración, y en general para tu
salud y prevención de enfermedades.
Es increíble como esta
refrescante-bebida-sin-sabor-que-solemos-dejar-de-lado, le aporte tanto a
nuestra salud y que en definitiva, nos haga tanto bien. Por ello es
importantísimo tener un hábito de tomar suficiente agua.
Sin embargo hay días
en los que no llegamos ni a la mitad de
lo que necesitamos… pero, ¿cómo hacemos entonces?
Cuando no tenemos la costumbre de tomar suficiente agua, en un principio puede ser un poco cuesta arriba (como me pasó a mí), ¡pero no te preocupes! En este post te comparto mis tips predilectos para cubrir mis necesidades diarias de agua, para darle a mi cuerpo este nutriente que me ayuda a estar enfocada y activa, y que en un principio me costó pero que ya es parte de mi rutina. Sin más preámbulos, aquí van:
Lleva contigo tu termo:
Si llevas tu termo a todos lados, o lo
pones en un lugar cercano y a tu vista (en tu escritorio, etc.), tu principal opción
para calmar la sed será tu botella con agua, que naturalmente es lo que más
está necesitando tu cuerpo en ese momento. Así evitamos consumir bebidas
azucaradas (que nos hacen aumentar de peso y nos ponen en riesgo de padecer síndrome
metabolico), o bebidas light que son muy altas en sodio y aditivos químicos, que
le sientan pésimo a nuestro organismo.
De esta forma ni en la mañana más
ajetreada te deshidratarás y podrás entonces cumplir con tus compromisos sintiéndote
bien y con el enfoque necesario.
Consume
alimentos ricos en agua
Frutas como la
patilla o la naranja, y algunos vegetales como el pepino, el brócoli y el pimentón
son ricos en agua (más de un 90%) y le suman a tu ingesta de forma
positiva, tenlos en cuenta para cubrir tus necesidades diarias de agua.
¿No te gusta el “sabor” del agua? ¡Intenta prepararte aguas saborizadas
hechas por ti!
Son saludables, económicas, naturales y súper fáciles de preparar. Tan solo añade frutas picaditas a tu agua, que le dan un sabor diferente.
Mis predilectas son el limón, la piña y la
naranja, pero también puedes añadir moras y fresas y hacer tus propias
combinaciones.
¿Hace frío? De igual manera no descuides tu hidratación
En la época de
verano es cuando las temperaturas altas nos llevas a buscar de esas
refrescantes bebidas para matar el calor y la sed, pero en el invierno o en
climas fríos lo único que queremos es un suéter y un chocolate caliente, descuidando aún más nuestra hidratación, por lo que una de mis estrategias para
hidratarme y la vez reconfortarme es hacer tés y tomar sopas, eso sí, sin añadidos de
azúcar en el caso del té y muy bajas de sal en el caso de las sopas.
Escucha
a tu cuerpo
La primera señal de
deshidratación es la sed, es decir cuando ya sientes la necesidad de buscar
algo de beber para calmar la sed, ya estas deshidratado. Una vez en este punto,
recuerda que no se trata simplemente de tomar líquidos, pues a veces lo que se
nos antoja es un vaso de jugo, de limonada azucarada o de refresco, por su contenido de azúcar nos hará aumentar
de peso y nos pone en mayor riesgo de padecer síndrome metabólico, diabetes
tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Y es que, en ese
momento de sed, aunque el refresco sea light y endulzado con edulcorantes, la
cantidad de sodio que contiene es perjudicial a nuestra salud, sumado a los
aditivos químicos que presenta. Por eso no nos viene nada mejor para la sed,
que un buen vaso de agua, pues es eso lo que necesitamos en ese momento.
¿Hambre
o sed?
Cada vez que sientas hambre, pero ya
comiste, es muy probable que realmente sea sed. A mí me pasaba muchísimo que al rato de haber comido un buen almuerzo me daba hambre de forma
repentina,
hasta que leí al respecto, entonces cada vez que me da hambre “sin explicación”
me tomo un vaso de agua, y generalmente se me pasa el hambre, porque lo que tenía era sed.
Fíjate
una meta
Consumir agua es muy importante para el
funcionamiento general de los órganos y con ello del metabolismo, así que es
importante que te lo propongas, yo empecé por días, aumentando de forma
progresiva hasta llagar a mi meta.
Recuerda que el agua es vida, y
mientras tu organismo tenga toda la que necesite te sentirás muchísimo mejor, y
por supuesto ¡estarás más saludable!
Pero ten cuidado porque “Todo
en exceso es malo”
Es importante que no excedas tu consumo de agua diario, pues todo
en exceso es malo, incluyendo nuestro querido líquido vital: el agua. Si te
excedes puedes generar la pérdida de nutrientes como la vitamina C, riboflavina
y diversos minerales como el cloro y el potasio, a través de la vía
urinaria, lo cual ocasionaría desequilibrios electrolíticos, y de allí te podría ocasionar
graves problemas de salud. Por ello te recomiendo que consultes a un
nutricionista para que conozcas tu requerimiento individual de agua y tomes la
cantidad que tu organismo necesita todos los días.
Ahora con estos tips podrás empezar desde hoy a tomar más agua! Inténtalo!. Te sentirás mucho mejor
Deja un comentario y compártelo para que empecemos a tomar más agua
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